martes, 27 de octubre de 2009

Situaciones originales

Es irrelevante mencionar la razón por la que íbamos caminando por la banqueta, el caso es que lo hacíamos. De pronto pasa una camioneta, de buen ver y otras características más, con algunas chavas también de buen ver arriba. Baja una de ellas la ventana y nuestros atónitos oídos oyen algo así:

- "Papis están bien guapoos!!"

No pasa nada, es normal y están borrachas (¿eso es normal?). Después de pararse en un semáforo y algunos otros piropos (algunos más vulgares que otros), dijeron:

- "Córranle para darles rait!!"

No nacímos ayer, si corremos arrancan y quedamos como idiotas. El semáforo pone luz verde y arrancan y entonces oímos gritos un poco menos amigables, casi siempre llamadas mentadas de madre, entre las que destacó:

- "¡tu mamá es bato!!"

No pudimos sino reírnos. Y luego reflexionar.

Alguien podría hablar sobre la moral de la situación, pero ahí yo considero que no hay nada nuevo. ¡El problema es cuánto han cambiado los roles de la sociedad! Siempre ha habido gente borracha, gente que tira piropos (¿se considera acoso?), gente vulgar y cualquier otro defecto que mi lector le encuentre a la situación. La cosa es que antes eso nos "correspondía" a los hombres. No sé que más pensar, la situación en sí fue bastante impresionante de por sí y adentrarme mucho más allá en todo el problema y contexto social me podría causar un calambre mental.

Seguimos caminando y, sin ahondar en detalles, unos amigos nos intentaron asustar orillándose y bajándose repentinamente de su carro con las caras tapadas. Creí que habían fracasado en su intento, pero volteo y el tercer caminante se encontraba casi a dos cuadras de distancia intentando disimular su embarazosa situación de cobardía. Si, había corrido despavoridamente sin mirar atrás ni mucho menos preocuparse por la seguridad de sus dos acompañantes.

En fin.

lunes, 26 de octubre de 2009

Desafase, eventos aislados y lo que sigue

Debo confesar que en los últimos momentos he estado meditando sobre toda esta historia del camino, en particular en lo que se refiere al fresno. Y hay varias cosas que en este momento no cuadran en mi memoria (infeliz limitación humana). Es muy probable que todo lo anteriormente descrito esté mal ubicado temporalmente, sin embargo para mi lector debe de ser más que comprensible sabiendo que lo importante en esto es la situación espiritual que se vivió en la fraternidad así como los hechos que la propiciarón y algunos otros que me parece interesante recordar. Por lo tanto queda en segundo o tercer término la cronología como tal y vamos a partir del supuesto de que es correcta para fines prácticos.

Algunos de los hechos que no pude plasmar por su auscencia temporal fueron: Un visiteo que estoy seguro que tuve con Ale, cuando ya se sentía mal pero antes de que se fuera. Una buena platicada bajo la luz de la luna y las estrellas sobre el techo del lugar en el que estábamos. La celebración del Jueves Santo, de la cual no recuerdo practicamente nada, ni lavatorio de pies ni ninguno de los signos que la acompañan (como dato cultural histórico en ese entonces no se acostumbraba en el DIEC la representación de compartir los panes benditos ni la velada perpetua de oración). Es también probable que dentro de dicho desfase realmente la celebración privada que tuvimos fuese en jueves y no en miércoles como dije en la entrada anterior, pero no cuadraría con el hecho de que Ale estaba ahí cuando granizó y que precisamente esa fue la razón de que la celebración fuera privada.

Otro momento que no recuerdo cuado sucedió fue el de Chayo trayendo el Santísimo desde la capilla. Fue sólo y de noche, y regresando me contó sobre unos perros que estaban ladre y ladre, y sólo cuando pasó el Señor enfrente de ellos se callaron y se quedaron contemplativos, si es que un perro puede contemplar.

Estoy casi seguro que el jueves por la noche tuvimos una oración en la capilla con las luces apagadas y un padre nuestro en un pequeño círculo alrededor del sagrario que por alguna razón tengo bastante presente. También el jueves recuerdo haberme preocupado bastante por el viacrusis del día siguiente, a lo cual chayo solo me tranquilizaba diciendo que todo iba a salir bien con el favor de Dios.

En fin, proseguiré en la siguiente entrada a partir de la mañana del viernes santo si no tiene ningún inconveniente mi lector, para la cual parece tengo recuerdos un poco más vívidos.

Un Dios vivo

Como decía, llegó la noche en algún punto y nuestros guías decidieron ponernos una dinámica. Una reflexión simple en la que nos vendaron los ojos y llevaron caminando agarrados de una cuerda dando algunas vueltas. Finalmente nos hicieron entrar en el cuarto y que nos sentaramos. Siguió hablando Chayo y en cierto momento noté una sensación peculiar. No sabía cómo, no sabía por qué ni donde, pero sabía, y no por deducción, sino por otro sentimiento que no puedo describir, la presencia viva, real, verdadera y poderosa del Santísimo Sacramento. Probablemente sea la primera vez que haya sentido esto, y si mi lector lo ha sentido sabe perfectamente de lo que estoy hablando. Finalmente Chayo nos invitó a destaparnos los ojos, yo no lo hice. Por alguna razón preferí dejarme la venda en los ojos, quizá sintiendo que una vez conocida la prescencia del Señor, todo lo que los demás sentidos pudieran decirme era irrelevante. O quizá simplemente así me concentraría mejor, no lo sé.

Se va terminando la hora santa. En algún punto se oye desde la grabadora una voz argentina reflexionando. En eso empieza esa canción tan especial que en lo personal (y creo que también para los demás de la frate) tuvo gran significado. La canción se llama "este camino" de Daniel Poli, y de ahí el nombre de muchas cosas.

Al terminar la oración, me tocó a mí dirigir un padre nuestro. Cual no sería mi sorpresa cuando me dí cuenta que me brinque una parte muy grande, recé mal algo que venía rezando por lo menos por más de 10 años. Finalmente se prendieron las luces y me di cuenta de algo. Llámele mi lector escéptico como le quiera llamar, pero frente el altar, justo en el centro y apenas debajo de donde estaba el Santísimo, se dibujaba con luz por medio de un juego de sombras una cruz perfecta. No lo podía creer, ya eran demasiadas muestras de la presencia de Dios. Si mi vida espiritual hasta ese momento se había compuesto totalmente de cumplir o "quedar bien", estaba ahora tomando un rumbo totalmente diferente. ¡Ahora empezaba a estar convencido de lo que siempre había creído!

Hubo otra cosa que hasta entonces noté, una auscencia. ¿Y Ale? No podía ser. Nuestros guías consideraron que lo más prudente era que se fuera, pues ya era demasiado el dolor que sentía. Mientras nosotros caminabamos vendados de los ojos, una ambulancia pasó por ella y la llevó por otro camino. Fue un golpe duro para la frate, tomando en cuenta que un misionero menos en un grupo de ocho se da mucho a notar.

Llegó la hora de dormir y dormimos.

domingo, 25 de octubre de 2009

Espiritualidad creciente

huitchilopotzli lalala!! hutchiloptzli laaa la la la la la!!

Quinto día de misión, si mal no recuerdo era miércoles. Ale no fue de visiteo por que se sentía muy mal, algún problema estomacal que ella decía era más o menos normal, pues le pasaba seguido. Esa mañana insistí mucho en ir a "El Molino", por el hecho de buscar que no se descuidara la evangelización de esos lugares y por el hecho de que nos habían mencionado que normalmente no les llegaban misioneros ahí. Por alguna razón entonces yo tomé esa responsabilidad como propia y propusé yo ir para allá, acompañado de Andrea puesto que ella conocía ya el camino y me podría guiar.

Después de caminar un poco más de lo que esperaba, vimos el mencionado cementerio a nuestra mano derecha. caminando un poco más, Andrea me enseña la vereda por la que habían entrado. Atravesamos unos pastizales amarillos y vimos un caballo café amarrado. Subiendo una pequeña colina nos encontramos con una pequeña casa de madera y techo de paja, casi de película. Estábamos a punto de gritar el típico "¡buenos días!" cuando vimos a un señor de mediana edad más adelante y fuimos a saludarlo. Le preguntamos por "El Molino", por que para esto Andrea no estaba muy segura de en donde estabamos y nos contestamos en él. Muy amablemente nos guió hasta su casa y Andrea ya reconoció el lugar. Resulta que a "El Molino" se le llamaba a la propiedad de la familia que vivía en ese ranchito. Tres o cuatro casas muy humildes, unas cuantas gallinas y mucho terreno.

Los abuelitos de la casa eran puro amor, e inmediatamente después de saber que llegamos dejaron sus labores y nos invitaron a pasar a la cocina. Nos ofrecieron café y una muy buena platicada. Y estoy hablando de una MUY buena platicada de varias horas. Llegó la hora de la comida y nos ofrecen sopa de carne. Una vez servido, nos vimos en la incomodidad de que no teníamos cubiertos, y en nuestra inexperiencia no teníamos ni idea de que hacer. - "Adelante, coman". Resultá que teníamos que comer directamente con la tortilla, no sé si mi lector lo ha intentado, pero suele ser bastante trabajoso. No me quejo, las tortillas eran echas a mano y estaban gruesas y deliciosas, y la sopa ni se diga, me atrevería a decir que ha sido de las mejores que he comido. Pero mi hambre no es infinita, ni mi estómago puede con tanto. Además, después de comer demasiadas tortillas para una sentada, me di cuenta de que Andrea no podía acabarse lo suyo, en verdad era mucho. Entonces en un discreto movimiento cambiamos platos y tuve que comer también lo de ella. Es verdad cuando dicen que por más que camines de misiones, terminas engordando.

Después de seguir platicando durante un rato (durante el cual la señora preparaba algo extraño para mi), llegó otro de los hijos: Don Telo. Este señor moreno de ojos verdes, sombrero y botas era (es) bastante especial en su manera de expresarse, muy alegre y cariñoso en general. Nos contó prácticamente toda su vida y después de un buen rato nos despedimos, pues ya se hacía tarde y seguramente los demás nos estarían esperando. Antes de irnos la señora nos dió un poco de aquello que estaba preparando: capirotada. En ese entonces no lo sabía, pero es un dulce típico que se prepara en semana santa y está hecho a base de pan, nuez, cacahuate, pasas, plátano, bombones y todo aquello que quepa en la imaginación y presupuesto de una señora. A muchos no les gusta por que se ve como vomitada de perro, a mi me encanta. En fin, salimos por un camino diferente al que entramos, y resultó que la veredita que tomamos entre ramas, cruzar el pastizal y subir la colina había sido totalmente innecesario, pues había una entrada bastante amplia hasta con letrero y todo que daba al mismo camino, solo que un poco más adelante. Algó que también me impactó bastante, y hasta la fecha tengo grabado, es la imágen de la entrada de esa casa. Es un terreno de cien metros cuadrados más o menos, con pasto muy fino y justo en el centro un árbol enorme. Me encanta la imágen por que este terreno está en medio de dos bosques tupidos y se ve como un claro en el que en el centro está el árbol más grande y majestuoso de todos, con sus ramas firmes y verdes alabando a Dios en todo su esplendor.

Ese visiteo, aun que fue de solamente una familia, fue bastante provechoso tanto para ellos como para nosotros. Y sobre todo alimento del alma. Llegamos al centro misionero y después de una buena platicada, ya más unidos a raíz de las experiencias de la hora santa y buenos visiteos, decidimos acostarnos un rato. Intentando ser fiel a la verdad y para que mi conciencia no me acuse de evitar detalles importantes deliberadamente, te comento mi lector lo que pasó después. El relajamiento y la confianza ya sembrada dio pie a que la frate se tomara ciertas libertades, como la de bromear o jugar más abiertamente. Y pues resulta que le hicimos bolita a alguien, creo que a Chayo, y estábamos unos arriba de otros. En eso se oye una pequeña voz decir algo así como "misioneros ¿no va a haber catequesis? Para nuestra sorpresa y vergüenza había dos niños en la puerta viendo todo. Enseguida nos paramos y salimos (¿salieron?) a jugar con ellos y demás actividades propias de la catequesis.

Recuerdo en esa catequesis haberme quedado adentro con Ale. No sé si por evitar la catequesis o alguna razón más noble como espero que así alla sido, si no, que Dios me perdone. Pero bueno, independientemente pasó algo bastante curioso. Creo haber mencionado que los días anteriores había cierto patrón climático: una mañana calurosa, catequesis medio mojada y celebración lluviosa con una noche seca y llena de nubes. Pues esta no fue la excepción, por el contrario, a la hora de la catequesis se vino un diluvio total, incluso con granizo. La gente se tuvo que meter al centro misionero y ahí Caro salvó la situación con un juego, "basta" al parecer. Después de algún tiempo y apenas cesó la lluvia, la gente se empezó a retirar.

Llegó la hora de la celebración de la palabra y no había un alma fuera de nosotros. Era por así decirlo "justificable" por la lluvia, pero no dejé de sentirme un poco mal por ello. Aún así, una vez empezada la celebración caí en la cuenta del momento tan especial en el que nos encontrabamos. Dios, en su infinita sabiduría, de alguna manera nos había puesto en esa situación para entregársenos de esa manera tan especial y privada. Terminamos la celebración y volvimos al centro misionero en un ambiento mucho más espiritual. No sé si a mi lector le diga algo la palabra, pero no se como más describirlo. Supongo que podría intentarlo diciendo que se vivía un ambiente de paz, tranquilidad y serenidad que sólo el amor de Dios en la eucaristía pueden dar, pero no ser acerca mucho a la verdadera sensación.

Para lo que sigue después requeriré otra entrada, por que amerita la suya propia y por que no vaya a ser que mi lector ya esté cansado y prefiera continuar estar historia en otro momento.
En algún punto y por alguna razón quizá ajena a mi persona o de plano más providencial este blog ha ido cambiando de matiz de una manera bastante irregular. Supongo que en cierta medida mucho depende de mi estado de vida, locación geográfica, madurez, inmadurez, y por que no, humor, entre otras. Leyendo algunas de las entradas antiguas todo tipo de sensamientos, pensaciones y emocientos salieron a la luz de una manera bastante peculiar. No crea mi lector que me puse a leer entrada por entrada, eso lo dejaré para otro día. No, mas bien fui pasando por encimita algunas de las que más me llamaron la atención o me recordaron momentos específicos. En fin, sin más divagar comento que lo que más me llamó la atención fue cierta historia incompleta llamada "el camino".

Mi lector de antaño sabrá perfectamente de que estoy hablando, el más nuevo quizá tendría que dar un click a la izquierda en el link para que vaya leyendo la historia y se ponga en contexto. Pues bien, la historia sigue en curso por supuesto, y desgraciadamente abandonada desde entonces, lo cual me deja con un trabajo realmente impresionante para poder recopilar de mejor manera posible lo que ha pasado en ese aspecto de mi vida. Me comprometo, pues, a retomar la historia de "el camino" con el fin de que sea dicha historia el centro de este blog, sabiendo que ese camino es el único que me lleva en busca del sentido.