- ¡Huye!
- ¡No, no te voy a dejar así!
- Que te vayas, ya vienen, no hay nada que hacer aquí, voy a ganarte algo de tiempo y luego te sigo.
Si hasta entonces habían luchado lado a lado, sabían que era tiempo de separarse. La cosa se había puesto fea y ya no era ningún juego de niños. Se oían los pasos afuera, cómo la reja caía estrepitosamente y los burros huían veloces rebuznando, casi llorando.
- Ya viene, porfavor vete- suplicó Juan
- Cuidate mucho Juan, apenas puedas huye tu también- dijo Ana sollozando
Juan le limpió la lágrima que caía por su cara y la abrazó.
- Te amo hermanita, pero corre ya porfavor
Se oyó entonces un estruendoso ruido y las puertas se abrieron de par en par al mismo tiempo que una ráfaga de viento pútrido y fugaz entró y envolvió a Ana y a Juan casi tumbándolos. Sintieron miedo, como nunca lo habían sentido. No había otra escapatoria, así que Ana rápidamente, sin saber de donde agarró la fuerza necesaria, salió disparada por la única salida que quedaba. Medio ensangrentada por los vidrios que quebró y mareada por la caída, se levantó y se perdió en el bosque. Al mismo tiempo, Juan tomó valor, agarró su arma y corrió exclamando
- ¡Veni sancte espíritu, reple tourum corda fidelium!
mientras su alma se llenaba de un fuego que no conocía al oír salir de su boca, por una fuerza sobrenatural, esas palabras que tantas veces había repetido en situaciones mucho más tranquilas. Se perdió entonces valeroso al atravesar la puerta, sabiendo y buscando a la bestia con la que se enfrentaría del otro lado.
Nota 1: El ejercicio consistía en escribir un cuento en el que un sujeto (o sujeta) saltara por una ventana, pero sin utilizar las palabras saltar o ventana ni ninguno de sus derivados.
Nota 2: Lo que escribo es raro porque quiero encajar en la clase, fuera de ahí soy completamente normal =)
1 comentario:
siguele y vas a acabar peor que yo..
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