miércoles, 17 de marzo de 2010

Hoy soñé que iba bajando por la ruta que me llevaría de mi casa a la parada de algún camión particular. No estoy seguro de que fuera mi intención tomarlo, pero si de que bajaba. Vi entonces una imagen en la que tres personas, una de las cuales era yo, otra un presbítero vestido de civil y otra cuya cara no recuerdo estuvimos platicando. El presbítero intentó despedirse de mi con un gesto de manos como el que hacen los jóvenes de hoy, pero no sé si por mi culpa o por la suya, erramos dos o tres veces el contacto deseado para luego desistir. Seguí mi camino en picada. Lo próximo que vi fue una escena de dos jóvenes bellas que jugaban un juego desconocido sentadas en un piso de concreto regularmente destinado para el deporte. En eso voltearon a verme mientras yo subía y bajaba flotando tranquilamente sobre una ola gigantesca que precedía a un ondulado manto aquífero de aguas cristalinamente azules. Se rieron de la manera en que subía y bajaba casi hipnoticamente y pasé por encima de ellas, sin lastimarlas claro. En una de las bajadas me hundí y por un momento me faltó el aire así que salí apresurado a tomarlo, lo que causó que ellas se rieran más. Entonces me reí y seguí mi camino de subir y bajar, dejándolas atrás.

1 comentario:

Mevalerym dijo...

Curioso el mundo de los sueños... ehh...

Lo bueno es que ni los sueños pueden con tu espíritu. Seguiste en tu propia ola.. Bien!

Saludos!