Iba a alguna fiesta, y ya se habían ido todos menos yo. Fui a un lugar antes, y en el camino hacia un tercer lugar íbamos en un vehículo extraño, antiguo pero bien cuidado, con el capote abajo. Había de nuestro lado derecho muchas cajas de plástico rojas. Éstas cajas servían para medir el coeficiente intelectual de los niños. Una señora joven a bordo de mí vehículo probaba a una niña, y era demasiado exigente con ella.
Finalmente me dice B. que tenía la camiseta al revés, creo que la de misiones celeste, ya deslavada por el uso. También en mi camiseta había una imagen, la de un pato donald, pero desfigurado, con un ojo más grande que otro, visco y el pico demasiado puntiagudo. La camiseta en sí no estaba al revés, sino que la manga del lago izquierdo, desde el hombro estaba mal heche y apuntaba hacia afuera, tenía una física y anatómicamente (la traía puesta) imposible difícil de describir. Pense en regresarme solo y cambiarme, pero me pareció inútil la opción.
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